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Las tarifas de los servicios básicos no dejan de aumentar y los particulares se ven obligados a hacer frente a costes crecientes. En el Reino Unido, por poner un ejemplo, los precios de la energía han aumentado hasta un 80 % respecto a años anteriores y la situación es muy similar en otros países. Aunque no hay nada más aconsejable que un consumo inteligente (apagar las luces al salir del baño o cerrar el grifo mientras nos enjabonamos), unos pequeños cambios en el diseño de nuestro espacio de baño generarán un ahorro considerable de recursos y dinero y nos permitirán mantener o incluso mejorar la funcionalidad. El resultado es una factura más baja a final de mes, lo cual supone un respiro para el planeta y para tu bolsillo.

Existe la creencia errónea de que todo lo que no supone un desembolso importante acaba siendo complicado de instalar y perjudicial para el planeta. Nada más lejos de la realidad: muchas de las propuestas más ecológicas para nuestro hogar son enormemente sencillas y muy rentables para los consumidores. Este puede ser el mejor momento para invertir en soluciones que ahorren recursos y, al mismo tiempo, reduzcan drásticamente nuestra factura a fin de mes.